Tres testigos fueron convocados a declarar, en la jornada de hoy, aportaron datos estremecedores del momento de secuestro de Griselda Ponce, Genaro Burgos y Yolanda Borda.
El Tribunal Federal que juzga a Lucena y Rauzzino escuchó a testigos directos e indirectos de los hechos acaecidos en el mes de diciembre de 1976. El primero de ellos fue de un familiar de Genaro Burgos quien contó que al momento del hecho contaba con 13 años su relato era entrecortado e interrumpido entre sollozos por el shock traumático que le dejó la experiencia de no volver a ver más a su tío. La testigo sostuvo que en el día 15 de diciembre del 76, Burgos la llevó en su camioneta con la intención de comprarle un par de zapatillas cuando el hombre advirtió que eran seguidos por dos automóviles, la testigo recordó que su tío le manifestó que se trataba de los Denett ya que eran conocidos en la zona, la entonces menor, descendió del vehiculo mientras su tío lo estacionaba, a partir de ese momento no tuvo más contacto con Burgos. La menor regresó a su domicilio a los días tomó conocimiento por parte de su familia que el mismo había sido secuestrado. Los relatos de la testigo de apellido Toledo, ya cuentan en el expediente de la etapa de investigación.
Toledo también hizo otros aportes de testimonios que le contaron otros familiares sobre el secuestro y desaparición de sus primos Julio y Griselda Ponce.
La testigo dijo que Burgos era como su segundo padre ya que era quien la llevaba a la escuela y le inculcó valores religiosos y sociales.
Otro de los testigos que prestó declaración, es el hermano de la desaparecida Yolanda Borda el 27 de enero del año 1977, Joaquín Borda. El testigo expresó que dormía en su domicilio cuando fue despertado con violencia por dos sujetos que no pudo identificar, Borda fue arrastrado violentamente hasta la panadería, lugar donde ya se encontraba reducido el resto de la familia y empleados del local quienes eran amenazados con armas largas. Borda agregó que el cuadro era desgarrador y que los represores actuaron en todo momento con mucha violencia.
El testigo no pudo determinar el tiempo que duró el hecho pero sostuvo que “pareció una eternidad”, que culminó con el secuestro de su hermana Yolanda. Borda dijo que al día siguiente pudo confirmar que se trataban de militares ya que en su casa quedaron soldados custodiando, con el tiempo pudo saber que venían en búsqueda de su hermana ya que en Belén, donde se produjo el secuestro, había un grupo de extraños que averiguaban por su hermana, el testigo agregó que mediante una llamada telefónica fueron advertidos del hecho que se produciría luego.
Borda agregó que su padre solicitó al Cardenal Primatesta mediante cartas sobre el paradero de su hija sin recibir respuesta. La joven desaparecida tenía en el momento 28 años y era estudiante de Ciencias Exactas en la Universidad de Tucumán. El hermano agregó que era solidaria y que trabajaba de voluntaria en las villas miserias de la vecina provincia. Los últimos datos que se manejan de la joven es que fue vista en el batallón de arsenal del ejército tucumano, el cual con el paso del tiempo fue descubierto como un centro clandestino.
El Tribunal Federal que juzga a Lucena y Rauzzino escuchó a testigos directos e indirectos de los hechos acaecidos en el mes de diciembre de 1976. El primero de ellos fue de un familiar de Genaro Burgos quien contó que al momento del hecho contaba con 13 años su relato era entrecortado e interrumpido entre sollozos por el shock traumático que le dejó la experiencia de no volver a ver más a su tío. La testigo sostuvo que en el día 15 de diciembre del 76, Burgos la llevó en su camioneta con la intención de comprarle un par de zapatillas cuando el hombre advirtió que eran seguidos por dos automóviles, la testigo recordó que su tío le manifestó que se trataba de los Denett ya que eran conocidos en la zona, la entonces menor, descendió del vehiculo mientras su tío lo estacionaba, a partir de ese momento no tuvo más contacto con Burgos. La menor regresó a su domicilio a los días tomó conocimiento por parte de su familia que el mismo había sido secuestrado. Los relatos de la testigo de apellido Toledo, ya cuentan en el expediente de la etapa de investigación.
Toledo también hizo otros aportes de testimonios que le contaron otros familiares sobre el secuestro y desaparición de sus primos Julio y Griselda Ponce.
La testigo dijo que Burgos era como su segundo padre ya que era quien la llevaba a la escuela y le inculcó valores religiosos y sociales.
Otro de los testigos que prestó declaración, es el hermano de la desaparecida Yolanda Borda el 27 de enero del año 1977, Joaquín Borda. El testigo expresó que dormía en su domicilio cuando fue despertado con violencia por dos sujetos que no pudo identificar, Borda fue arrastrado violentamente hasta la panadería, lugar donde ya se encontraba reducido el resto de la familia y empleados del local quienes eran amenazados con armas largas. Borda agregó que el cuadro era desgarrador y que los represores actuaron en todo momento con mucha violencia.
El testigo no pudo determinar el tiempo que duró el hecho pero sostuvo que “pareció una eternidad”, que culminó con el secuestro de su hermana Yolanda. Borda dijo que al día siguiente pudo confirmar que se trataban de militares ya que en su casa quedaron soldados custodiando, con el tiempo pudo saber que venían en búsqueda de su hermana ya que en Belén, donde se produjo el secuestro, había un grupo de extraños que averiguaban por su hermana, el testigo agregó que mediante una llamada telefónica fueron advertidos del hecho que se produciría luego.
Borda agregó que su padre solicitó al Cardenal Primatesta mediante cartas sobre el paradero de su hija sin recibir respuesta. La joven desaparecida tenía en el momento 28 años y era estudiante de Ciencias Exactas en la Universidad de Tucumán. El hermano agregó que era solidaria y que trabajaba de voluntaria en las villas miserias de la vecina provincia. Los últimos datos que se manejan de la joven es que fue vista en el batallón de arsenal del ejército tucumano, el cual con el paso del tiempo fue descubierto como un centro clandestino.