jueves, 17 de mayo de 2012

Ex presos políticos: “Por fin se sabrá que Catamarca nunca fue una isla”

En Catamarca se lleva a cabo el primer juicio oral por crímenes de lesa humanidad durante la última dictadura contra el ex jefe del III Cuerpo de Ejército Luciano Benjamín Menéndez; Carlos Lucena, ex jefe del Regimiento de Infantería Aerotransportada 17, y Juan Rauzzino, ex jefe de la policía provincial.
El proceso intenta determinar la desaparición y muerte de la estudiante Nelly Yolanda Borda, el delegado sindical de SMATA, Francisco Gregorio Ponce, su hermana Griselda del Huerto Ponce y su sobrino Genaro Burgos, ocurridos entre los años 1976 y 1977. El juicio, calificado como histórico por diferentes actores, cobra singular importancia para los ex presos políticos quienes reflexionaron sobre el mismo.
“El 24 de marzo dije que sin memoria no existe la esperanza y este hecho histórico para la provincia, es la resultante de haber alimentado esa memoria desde la esperanza, con la mirada puesta en la verdad y en la justicia”, señala Lila Macedo, primera mujer presa política en Catamarca.
Señala además que “es necesario que con este proceso se renueve la atmósfera y transforme la realidad, para que en un futuro no lejano podamos ver a otros represores, entre ellos civiles en el lugar de los acusados, y no como están hoy, paseando displicentemente su ignominia por las calles y mezclándose entre los presentes expectantes en la sala, ocupada por familiares de las víctimas que se están reivindicando, testigos, ex presos políticos, hijos de desaparecidos, abuelas, madres, organismos de Derechos Humanos”.
Esperanza

La ex presa política hoy directora de Protocolo de la Cámara de Senadores, agrega que “de una vez y para siempre estas conductas absolutamente reprochables tienen que desaparecer y la sociedad recuperar totalmente la libertad y la igualdad. A los límites ya los conocemos, nos queda derribar las vallas de la corrupción, impunidad, injusticia, discriminación, desigualdad, indignidad, para dar paso a esta justicia que vino para quedarse definitivamente en Catamarca”.
Macedo pide colaborar “no siendo más cómplices con nuestro silencio. Ayudemos a encontrar el destino y por qué de esos cuerpos desaparecidos, ellos gritan, aquí y en toda nuestra querida Argentina, y sus almas habitan junto a nosotros clamando justicia”.
“Por ellos, por nuestra juventud, por el futuro de todos, no dejemos morir los ideales. Sigamos en la lucha, porque si la acompañamos trabajando involucrados, convencidos y comprometidos, encontraremos la paz de conciencia y de espíritu que nos proporciona el deber cumplido, y la Justicia será suprema”, concluye a modo de reflexión.
Por primera vez

También Cristina Ibáñez, otra de las presas políticas de la dictadura, sostuvo que el proceso que se lleva adelante en Catamarca es un hecho histórico.
“Por primera vez los represores están sentados cara a cara con las/los sobrevivientes de la dictadura. Pasó tanto tiempo que casi había perdido las esperanzas de que sucediera”, confiesa a El Esquiú.com.
“Tengo la sensación de que aún no se ha tomado toda la dimensión de lo que significa buscar justicia y reparación para las víctimas en particular y para toda la sociedad en general y que finalmente se sabrá que Catamarca no fue una isla, sino que aquí también la dictadura cumplió su plan de exterminio con el apoyo y complicidad de parte de la sociedad civil. Ojalá llegue la justicia y podamos volver a mirarnos y confiar”, manifestó Ibáñez.
Testimonio

Ernesto Rojas, presidente de la comisión de Ex Presos Políticos de Catamarca asegura que “con este juicio se inicia el fin de la impunidad en Catamarca, en un escenario nacional consolidado y con logros significativos para procesar y condenar a aquellos que violaron los Derechos humanos durante el terrorismo de estado cívico-militar y aún quedando muchas asignaturas pendientes”.
“Han debido pasar 36 años de los crímenes cometidos para que se pueda iniciar estas causas, en juicios tardíos, porque no hubo voluntad política en los gobiernos anteriores al de Nestor Kichner de llevar adelante como política de estado la memoria , la verdad y la justicia”, afirma.
Recuerda luego que “para el Mundial de futbol de 1978 fueron trasladados a Córdoba, desde distintas cárceles del país presos políticos que eran llevados como rehenes; allí nos aíslaron en un pabellón de la UP1 y nos avisaron que si hay un atentado sacan a uno y lo matan, si muere en el atentado un suboficial matan a 5 prisioneros y si es un oficial a 10 prisioneros y así, según los grados, aumentaban el número de prisioneros muertos.
Entre los que nos encontrábamos como rehenes se hallaba Osvaldo De Benedetti (El Tordito) ; a él lo sacaron del pabellón y apareció muerto en Tucumán salvajemente torturado en un simulacro de fuga. Carlos Lucena está imputado en las torturas y en el fusilamiento de Osvaldo De Benedetti”, agrega luego.
“Como dijo la gobernadora el pasado 24 de marzo, ‘pasamos del silencio absoluto, la angustia de no querer hablar, de querer negar , de querer olvidar, y de que acá no paso nada, a una situación de hablar de a poco…y en los últimos años empezamos a hablar’”, señaló Rojas.
Por ultimo afirmó que “se inició con este juicio la recuperación de la memoria colectiva que se trató de amortiguar por distintos medios, en donde los imputados tendrán las garantías constitucionales que no tuvieron Nelly Yolanda Borda, Francisco Gregorio Ponce, su hermana Griselda del Huerto Ponce , Genaro Burgos y el tordito DeBenedetti, entre otros compañeros”.

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