sábado, 19 de mayo de 2012

Nuevas pruebas se suman a la última etapa del juicio

Se presentarán nuevos testigos a través de video conferencias.
 
Después de 10 días hábiles de receso, hoy el presidente del Tribunal Oral Federal, Juan Carlos Reynaga, reanudará una nueva jornada del proceso que se sigue por los crímenes de lesa humanidad cometidos durante la dictadura en la provincia de Catamarca. El próximo viernes se cerraría la etapa de incorporación de pruebas y testigos, y se daría lugar a la introducción de los alegatos.
Nuevamente, el ex jefe del Regimiento de Infantería, Carlos Alberto Lucena, y el ex jefe de Policía, Juan Daniel Rauzzino, imputados por los secuestros y desapariciones físicas de Francisco Gregorio Ponce, Julio Genero Burgos, Griselda Ponce, y Nelly Yolanda Borda, se sentarán en el banquillo de los acusados para escuchar la última etapa de testigos, que estaría prevista para concluir la próxima semana.
Para hoy, está previsto que el juez Juan Carlos Reynaga, los vocales Gabriel Casas y José Quiroga Uriburu, y el juez sustituto, Carlos Jiménez Montillo, incorporen a debate un listado de nuevos testigos presenciales, y otros que se encuentran radicados en Buenos Aires, que serán trasmitidos a través de video conferencia.
Uno de los testigos que se escucharían sería una mujer de apellido Martínez, compañera en Tucumán de la estudiante belicha, Nelly Yolanda Borda, con quien no se pudo establecer contacto anteriormente.

Además, tal como se había anunciado, la suspensión del debate tenía por objeto la diligencia de ciertas pruebas que habían sido solicitadas por las partes.
Una vez que finalice la jornada de hoy, la audiencia se retomará mañana sábado, día habilitado por primera vez durante toda la instancia, a fin de acelerar el proceso.
De acuerdo con lo que indicaron fuentes consultadas, durante toda la próxima semana se sumarían más relatos y pruebas. Si el tiempo lo permite, el viernes finalizaría esta etapa y se pasaría a un nuevo cuarto intermedio para que los integrantes de la defensa, la querella y fiscalía preparen sus alegatos.

Cronología
Fue el martes 24 de abril, que luego de casi 10 años de instrucción de la causa por la desaparición de cinco personas, se escribió una nueva página de la historia de los catamarqueños con el inicio debate por delitos de lesa humanidad.
Un día de por medio después, se escuchó la declaración de Lucena, incorporada por lectura, y el relato en vivo de Juan Daniel Rauzzino. A partir de ese día, le siguieron una serie de jornadas colmadas de emotividad, a causa del agónico relato de familiares de víctimas y de otras personas que desfilaron en la sala.

Uno de los más significativos, fue el de un policía de apellido Ortiz, también sometido a vejámenes durante aquel periodo y por quien posteriormente la querella y la fiscalía solicitaron una inspección ocular en el interior de la Brigada de Investigaciones, el último lugar en el que habría estado Griselda del Huerto Ponce antes de ser trasladada a la brigada de investigaciones de Tucumán.

La última jornada se había ventilado el 4 de mayo, cuando siete testigos, la mayoría de ellos militares retirados, dieron su versión sobre los acontecimientos que tuvieron lugar en Capital y el departamento Belén entre abril de 1976 y enero de 1977.

Uno de los últimos testimonios presentados en la sala de audiencias, fue el de Carlos Eduardo del Valle Carrizo Salvadores, quien actualmente se encuentra detenido en el Servicio Penitenciario de Miraflores, acusado de la muerte de 16 guerrilleros del Ejército Revolucionario del Pueblo, durante la causa que posteriormente se conoció como Masacre de Capilla del Rosario.

Fue con su testimonio que la declaración vertida por el ex jefe de policía Rauzzino, cayó en un manto de dudas, después de que el militar revelara que el trato entre la policía y el Ejército en aquella época, “había sido cordial”. Cabe recordar que en la segunda jornada, durante la indagatoria, el imputado lloró y juró ante el tribunal por sus hijos y nietos, negando su participación en el secuestro y tortura de personas. También alegó que no existía relación entre ambas fuerzas por una orden del General Lucena.

De la misma forma, el relato de un médico de la fuerza militar de apellido Contreras fue significativo para desglosar cuál fue el rol del Ejército, en la desaparición de Nelly Yolanda Borda, al indicar que fue comisionado junto a otros militares para desembarcar en la ciudad de Belén, con las intenciones de “poner a salvo” a la joven estudiante, que tiempo antes había desertado de los montoneros, desde donde se intentaba secuestrarla.
Posteriormente se enteró que en aquella ciudad se produjo el secuestro de Borda, a través de los comentarios de sus compañeros de cuartel que le comentaban que había existido un secuestro, pero ellos llegaron tarde.
Está previsto que las partes comparezcan al edificio en que se lleva a cabo el debate, a partir de las 9.30 de la mañana.

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